miércoles, 10 de febrero de 2016

Odontología Neurofocal como camino curativo

Siendo conscientes de lo que pasa en nuestra boca, creo que es importante que cada uno participe en construir su propio proceso de vida, porque muchas veces no importa tanto la enfermedad en sí, sino cómo interpretamos y cómo avanzamos en el proceso curativo. 

Los odontólogos sólo seremos informadores, acompañantes y catalizadores a lo largo de ese proceso de curación. Cuando nos toca afrontar casos especiales o complejos, nos tocará mirar más allá de los límites marcados y, a veces, no habrá solución hasta que cambiemos el punto de vista y vayamos hasta el origen del problema.

A lo que llamamos enfermedad, será también nuestra respuesta ante una irritación, es nuestra adaptación ante algo que nos irrita. El que regula esta respuesta es el sistema nervioso y muchas veces es interesante actuar a nivel del sistema nervioso central, sobre el centro que analiza e integra toda la información. La respuesta del sistema nervioso implica a todo el cuerpo y a la mente, ya que las múltiples conexiones neuronales se dan a todo los niveles y hacen que la respuesta se generalice. Del mismo modo, el efecto de la Odontología Neurofocal también es general y aunque solo hagamos tratamientos desde la boca, afectará en el conjunto: a nivel estructural, mental, de comportamiento, etc.

Cada uno buscará su propio camino o proceso en la vida porque no hay dos personas iguales. Los campos electromagnéticos de cada célula generan el campo total de cada persona y este campo está formado por trillones de células, por lo que es totalmente diferente de una persona a otra. El punto de referencia en ese proceso vital será la persona concreta y su punto óptimo de equilibrio en relación a las circunstancias particulares. La senda ideal será donde uno camina siguiendo más la cabeza que los pies, una forma de vida guiada por la mente y el corazón.

Nos damos cuenta que muchas veces el problema no viene de fuera, sino que está dentro de nosotros y para resolverlo debemos ser nosotros los que cambiemos. Sólo el 10% de los factores desencadenantes de las enfermedades es genético y el 90% restante es modificable. Por lo tanto, retirando la causa, habrá cambios en la enfermedad y todos poseemos ese potencial de cambio. Para ello, podemos empezar con hábitos saludables como una buena alimentación, mantener la boca sana y dormir suficientes horas.

Por otro lado, se conoce que las emociones extremas trastornan el equilibrio de energías del organismo humano y pueden ser las causas fundamentales de la enfermedad y la degeneración. Por eso considero que es importante la flexibilidad de la conducta y del pensamiento, lo que permitirá una adaptación espontánea al cambio cíclico y constante de la naturaleza y la vida. Los modelos rígidos de pensamiento y hábitos inflexibles de comportamiento, crean conflictos.

Cuando estamos sanos, nuestro cuerpo se ajusta automáticamente a los cambios cíclicos de las estaciones, las fases lunares y el clima. Pero cuando la vitalidad se debilita, el sistema energético humano no suele ser capaz de adaptarse adecuadamente a la fluctuación de las energías exteriores. Estas energías pueden entonces invadir el sistema energético humano y alterar el equilibrio, produciendo enfermedades o malestares. Por todo eso, no nos centraremos sólo en el alivio temporal de los síntomas sino en corregir el desequilibrio, en buscar dónde está la causa de esos síntomas. 

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Y recuerda visitar a tu dentista cada 6 meses.

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