miércoles, 9 de julio de 2014

¿Tratamos el diente o a la persona?



Estaría bien que la relación entre odontólogo/a y paciente fuera una relación humana de solidaridad, de acompañamiento, dirigida a estimular un procesos de autoorganización donde dialogando nos acerquemos a la persona. 

Mientras se relaja el paciente podemos además hacer correlaciones entre órganos o partes del cuerpo con el diente afectado, ya que nuestros órganos, nuestras emociones y nuestros procesos vivenciales están interrelacionados. Juntos y con una  visión integral, podemos llegar a un estado de equilibrio tanto físico como emocional.


"Cada uno de nosotros posee un médico interior que nos guía con el fin de mantener un buen estado de salud. Una vez enfermo, si el contacto no puede reestablecerse entre el individuo y su médico interior, nos vemos obligados a buscar un médico externo para reemplazarlo. A la hora de curar, ambos médicos deberán presentar el máximo de afinidades posibles. Esa es la razón por la que un terapeuta no le va bien a todo el mundo." Así pensaba Paracelso, alquimista y médico en el siglo XVI.


Cuando sufrimos una caries también podemos trabajar nuestra salud de una forma armónica con el resto de nuestro organismo. La Odontología Neurofocal observa los bloqueos que provocan la enfermedad y trata de neutralizar esos bloqueos o campos interferentes. Se intentan realizar tratamientos odontológicos que  afecten lo menos posible a nivel neurológico, sin poner elementos tóxicos en la boca y siendo respetuosos con la biología y los deseos de la persona.     

Hasta ahora hemos visto que es posible prevenir la caries o tratarlas sin ser agresivos con el diente ni con la persona y muchas veces uno mismo puede llevarlos a cavo. Os recordamos algunas ideas:

  • El impacto del azúcar  pueden ser reducido al sustituirlo por la stevia.
  • Motivación con  hábitos de higiene correctos desde la infancia.
  • La predisposición genética a padecer la caries podemos modificarla alterando el terreno con la terapia neural, homeopatía, terapia marina o la alimentación alcalina.
  • Como productos naturales ante una caries, podemos emplear el poder del ajo, limón o propóleo e intentar así, remineralizar el diente.
  • Nutrirse con productos vivos y masticar correctamente para el adecuado desarrollo de los maxilares. 
  • Recomendamos a los padres cambiar hábitos de los hij@s desde que son bebés, con una dieta alcalina y sin consumo de azúcares.
  • Podemos equilibrar cuerpo y mente con la terapia neural, reordenando el organismo, que ya no tendrá necesidad de crear caries. 
  • Asimismo, no debemos descartar la incidencia emocional ante la generación de la caries y es interesante invitar a pensar y a sentir la procedencia emocional de esa alteración.


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