miércoles, 16 de julio de 2014

Boca a Boca




Te escucho. ¿Cómo estás? 
¿Quién te obligó a guardar esos secretos en las amígdalas?

Me acerco a tu boca abierta y
me invitas a  navegar  por tu saliva,
en tu eterna esencia llena de exclusividad.
Tras los barrotes de esmalte 
todos los secretos están mojados.
En busca de experiencias pasadas,  
me encuentro con las aventuras escondidas.
Te robo emociones
a cambio de nuevas informaciones
para que te bañes en tu inconsciente.


Cuando toco tu diente siento un órgano vivo
y pienso en otro órgano más alejado.
Aquel incisivo oscuro dudo que tenga pulso, 
dudo que tenga vida.
Cuando actúo en tu diente
te incido en las entrañas del cerebro.
Despierto la conciencia, saludo al Yo.
Expresas entonces todo el conjunto.




Vomítame aquello que te oprime.
Soy tu dentista,
no un mecánico de dientes, 
no tu peluquero del turno.
Enséñame lo más profundo que hay tras tu lengua,
lo más íntimo de tus encías.
Te regalaré la comprensión 
de la relación entre tu síntoma y
 tu cuerpo, mente y alma 
que se te olvidaron conectar.




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