jueves, 19 de mayo de 2016

Exposicion al mercurio por los empastes de amalgama de plata

Hoy nos centraremos en los empastes con mercurio, más conocidos como "amalgamas de plata". Se tratan de las obturaciones dentarias que resultan de la aleación del  mercurio con otros metales como la plata, el estaño, el cobre, el zinc o el oro. Hasta hace pocos años era la aleación más utilizada para obturar las cavidades que aparecían como consecuencia de las caries, por ser un material barato, duradero y fácil de colocar.

Aparte de ser un material antiestético, uno de sus inconvenientes es que hay que extraer gran cantidad de tejido dentario sano para su colocación, ya que necesita una caja retentiva para su sujeción porque la amalgama no se adhiere al tejido dentario. Pero lo más preocupante es que producen un aumento en la exposición a mercurio tanto en quienes las portan como en los odontólogos y auxiliares.

También hay que tener en cuenta que, como consecuencia de la cremación de cadáveres, son causa importante de las emisiones de mercurio a la atmósfera y producen residuos contaminantes en el aire, la basura y los desagües de las consultas de odontología. Los residuos pueden inducir a envenenamiento por mercurio debido a su bio-acumulación.

Una amalgama dental suele contener entre 120 y 570 mg de mercurio, que se libera, muy lentamente, en la boca en forma de vapores de mercurio y de iones en la saliva. Los vapores de mercurio son absorbidos por los pulmones, desde donde se incorpora a la circulación sanguínea. Parte del mercurio absorbido en los pulmones es oxidado en el interior del cerebro, quedando retenido en él varios años. El mercurio causa degeneración neuronal y altera el funcionamiento de muchos procesos fisiológicos de nuestro cuerpo.

En el caso de las mujeres embarazadas, el mercurio también cruza la barrera placentaria, por lo que accede al sistema nervioso del feto durante su desarrollo y además, se incorpora a la leche materna.
Se ha verificado, mediante autopsias humanas, la existencia de una correlación entre el número de amalgamas en la boca de una persona y la concentración de mercurio inorgánico en distintos tejidos de su cuerpo, especialmente en las glándulas y en el cerebro.

Los metales de las amalgamas, al estar inmersos en la saliva, se comportan como los electrodos de una batería, originando una corriente eléctrica. Hay que tener en cuenta, por eso, que si hay otros metales presentes en la boca (fundas de metal-porcelana, puentes, esqueléticos e implantes de titanio), éstos también generarán corriente junto a los empastes negros.

Durante su puesta y extracción se ha propuesto el uso de un suministro de aire limpio por vía nasal, dique de goma y succionador de aire para evitar la exposición del paciente, así como máscaras con filtro de mercurio para el odontólogo y su asistente. Algunas personas con síntomas variados o de tipo mental, experimentan mejoría tras las extracción de sus empastes de amalgama.

En 1991 la Organización Mundial de la Salud determinó que las amalgamas dentales son la principal fuente de exposición a mercurio para la población general. Su uso está prohibido desde el año 2008 en Suecia, Noruega y Dinamarca y está restringido en otros países para algunos grupos de población. Se estudia su prohibición en toda la Unión Europea debido al impacto que tienen sobre el medio ambiente. En el año 2008, el informe del comité SCENIHR de la Comisión Europea ratificó que las amalgamas son un material seguro para la restauración dental. Dicho informe ha recibido duras críticas por parte de toxicólogos. En 2009, pese a tener informes contrarios la FDA también ratificó que la amalgama dental es un material seguro, clasificándola como dispositivo médico clase II. Esta decisión también ha recibido críticas entre toxicólogos.

Estos son los datos. La decisión última debe ser vuestra.

Os recordamos que nosotros seguimos el protocolo de seguridad indicado para la extracción de estos empastes si decidís cambiarlos por otros más bio-compatibles.

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