jueves, 19 de diciembre de 2013

Lo que la mente calla, el cuerpo grita

La caries puede ser la solución para que el cuerpo exprese una emoción contenida

Muchas veces es nuestra manera de adaptarnos a las circunstancias biológicas, culturales y familiares. La caries es un proceso vital donde buscamos nuestra propia armonía con nosotros mismo y nuestro entorno.

Los dientes, nos relacionan al mismo tiempo con el mundo exterior y con la intimidad de nuestro  interior. La caries es  una alteración del cuerpo físico por  una tensión emocional, donde el cuerpo encuentra su válvula de escape a través del proceso carioso.  

Si se revive o se tiene esa emoción presente, aunque la situación haya cambiado, podemos generar otra caries. Por eso, cuando uno tiene una buena higiene dental, y aun así, desarrolla una caries, debemos pensar que se está revelando el sector emocional herido.

Esa persona puede estar resintiendo la tensión emocional que sufrió cuando se estaba llevando a cabo la formación de ese diente, incluso la información responsable del daño puede venir de antes de la formación dentaria. 

Cada diente nos indica un significado emocional diferente, por ejemplo, el primer molar inferior izquierdo nos indica la forma en la que esa persona expresa su voluntad en su terreno afectivo y familiar, y si se fractura o si presenta caries en esa muela, nos indicará conflictos con su pareja o familia.

Al trabajar con los niños, nos damos cuenta que algunos de ellos, carecen de unos hábitos  de cariño y de atención en su familia. Una tensión inconsciente en forma de miedo, abandono, falta de cariño, etc. puede producir alteraciones de la estructura dentaria, a veces dando lugar a la caries. Por eso, no debemos separar la boca del contexto social, afectivo y emocional de la persona. 
De la misma manera que la caries puede surgir por falta de atención hacia el niño, también se observa la misma situación por sobreprotección o por una lactancia materna superior a los doce meses.

Por eso, cuando se trata de niños, conviene hablar con los padres. Hasta los siete años, el niño no suele producir la caries por sus problemas, sino que puede expresar desde la boca los conflictos de sus padres. Cada niño focaliza en esa parte del cuerpo lo guardado en su inconsciente de una manera diferente, aunque tengamos a dos hermanos o a mellizos sus bocas y sus alteraciones serán diferentes.

Como las emociones las guardamos en el inconsciente, antes de eliminar una caries es importante que el paciente tome conciencia de ello. De todas formas, no le podemos hacer culpables de esas caries ni a los padres ni a los niños, solo les haremos partícipe de su responsabilidad.

En los dientes, como en cualquier otro tejido, contenemos la capacidad para readaptarnos a las situaciones a las que estamos expuestos, retomando así un nuevo estado de salud. Aprovechando eso, podemos impulsar la vitalidad de la persona y acompañarla en ese proceso de sanación. Para eso, es importante reconocer a la persona como protagonista, escucharle, respetarle e invitarle a pensar que su salud le pertenece.




No hay comentarios: