La caries puede ser la solución
para que el cuerpo exprese una emoción contenida.

Los dientes, nos relacionan al
mismo tiempo con el mundo exterior y con la intimidad de nuestro interior. La caries es una alteración
del cuerpo físico por una tensión
emocional, donde el cuerpo encuentra su válvula de escape a través del proceso carioso.
Si se revive o se tiene esa emoción presente, aunque la situación haya cambiado, podemos generar otra caries. Por eso, cuando uno tiene una buena higiene dental, y aun así, desarrolla una caries, debemos pensar que se está revelando el sector emocional herido.
Esa persona puede estar
resintiendo la tensión emocional que sufrió cuando se estaba llevando a cabo la
formación de ese diente, incluso la información responsable del daño puede
venir de antes de la formación dentaria.
Cada diente nos indica un significado
emocional diferente, por ejemplo, el primer molar inferior izquierdo nos indica
la forma en la que esa persona expresa su voluntad en su terreno afectivo y
familiar, y si se fractura o si presenta caries en esa muela, nos indicará conflictos con su pareja o
familia.
Al trabajar con los niños, nos damos cuenta que algunos de ellos, carecen de unos hábitos de cariño y de atención en su familia. Una tensión inconsciente en forma de miedo, abandono, falta de cariño, etc. puede producir alteraciones de la estructura dentaria, a veces dando lugar a la caries. Por eso, no debemos separar la boca del contexto social, afectivo y emocional de la persona.
De la misma manera que la caries puede surgir por falta de atención
hacia el niño, también se observa la misma situación por sobreprotección o por
una lactancia materna superior a los doce meses.
Por eso, cuando se trata de
niños, conviene hablar con los padres. Hasta los siete años, el niño no
suele producir la caries por sus problemas, sino que puede expresar desde la
boca los conflictos de sus padres. Cada niño focaliza en esa parte del cuerpo
lo guardado en su inconsciente de una manera diferente, aunque tengamos a dos hermanos o a mellizos sus bocas y sus alteraciones serán diferentes.

En los dientes, como en cualquier otro tejido, contenemos la
capacidad para readaptarnos a las situaciones a las que estamos expuestos,
retomando así un nuevo estado de salud. Aprovechando eso, podemos impulsar la
vitalidad de la persona y acompañarla en ese proceso de sanación. Para eso, es
importante reconocer a la persona como protagonista, escucharle, respetarle e invitarle a pensar que su salud le pertenece.
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