
¿Por qué perdemos la salud?
Cuando nuestra capacidad de curación está saturada, no somos capaces de hacer frente a los agentes externos de nuestro entorno o a los que tenemos dentro. Entonces generamos enfermedades o desequilibrios que le hemos ido dando diferentes nombres teniendo en cuenta el órgano o la parte afectada: caries en los dientes, periodontitis en la encía, migraña en la cabeza o anginas en las amígdalas. Pero todas estas alteraciones nos indican lo mismo: el desequilibrio de nuestro sistema defensivo (sistema inmunológico, sistema nervioso y mente-emociones).

La medicina alopática o tradicional, en cambio, suprime síntomas de las enfermedades y así solo se consigue mantener asintomático esa descompensación que sufrimos. Tomando fármacos nos dejará de doler la espalda o tendremos mejores pruebas analíticas de azúcar, pero no conseguiremos la curación si no se trata la causa.
Constantemente estamos adaptándonos a condiciones internas u orgánicas y a externas. Para buscar el equilibrio nos beneficiamos de nuestros circuitos de regulación interconectados tanto bioquímicos como neurales. Estos circuitos de auto-regulación se pueden agotar por sobresaturación de medicamentos, metales pesados, infecciones dentales, alteraciones psíquicas, etc. y es entonces cuando presentamos síntomas o enfermedades. Ante ello, debemos buscar las causas individuales de esa saturación, preguntando cuándo fue el momento de cambio o cuándo empezó el malestar.

En cambio, con la Terapia Neural u otras las terapias naturales no provocamos efectos secundarios dañinos, si no que regulamos nuestro funcionamiento para mejorar el estado general de la salud.
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